Quizás fuera la niebla
quien arrastrara el deseo,
y solo dejara
una insulsa figura
encadenada a un muro
revestido de amapolas,
trenzadas por pájaros
obtenidos de las escamas…
y hojas en blanco,
donde el viento dictaba
baladas trabadas,
que el alma descifraba
asistida por la opacidad
de un breve susurro,
oculto en la noche,
quien gruñía
esperando que la ilusión
emergiera como lluvia exiliada…
© Propiedad Intelectual. Charlotte Bennet.
© Propiedad Intelectual. Charlotte Bennet.