En ti muero cubriendo mis horas acortadas
por esta sediciosa penitencia, cuyo rugido se recuesta en mí costado y que,
desgreñada y pálida, somete mi aliento porque en ti mis
ojos buscan tu corazón mudo y lejano.
© CHARLOTTE
BENNET
A veces el olvido no es solo personal: también nos borra la historia, la voz, el rostro. Este poema nace de esa lucha silenciosa...