Ahora habito las ruinas
de lo perdido,
y la dolencia
de lo acabado…
Allá, donde el camino
se ensalza sobre los restos
de lo que fuimos.
Es ahí
cuando acuno agonías
con la hiel de lo disipado.
Mi ser se estremece,
solo y fatigado,
ingiriendo dolor,
y vomitando tristezas,
mientras desobedezco
la voz clara
de mi herida.
Y me rompo, sí,
sobre los vértices de mi desesperación,
sobrellevando la amargura,
tolerando la inquietud
de la que se desangra en soledad.
Pero en mí
sigues,
aunque no estés.
Aunque no te vuelva a ver.
©CHARLOTTE BENNET
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