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Como aquella radiante rosa, fui:
insólitamente cuidada,
continuamente mimada.
Lo que ayer era resplandor...
hoy se torna
una fría helada.
©Charlotte Bennet
Hay un no pernoctado en las manecillas de aquel viejo reloj olvidado, donde la realidad oscila como las rasgadas olas de un filoso ...
La rosa, a pesar de todo, siempre guarda sus espinas.
ResponderEliminarUn beso enorme, Charlotte.
Sin duda alguna. Gracias por leer y comentar. Muchos besos, corazón. :)
ResponderEliminarHoy solo leo poesía
ResponderEliminarVerdadera poesía
Un sentimiento perdido, es el resentimiento en un infierno
Muchas gracias. :)
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