Este poema surgió en uno de esos momentos de inspiración.
A veces, el alma encuentra su reflejo en un sauce que resiste, en un mar que no duerme, o en la rosa con espinas. Que cada lector/ra descubra en él su propia sombra errante. Gracias por estar ahí.
Yo conozco 
a un sauce triste y abatido,
el pesar de sus hojas caídas
Al batir del viento que las ondea
Y castiga.
Yo conozco
el rugir de un mar que no duerme,
y que se quiebra entre las afiladas rocas.
Yo, sombra errante, conozco
El devenir del que corre
Persiguiendo la rosa con espinas,
Del amor que brota descontrolado
Nacido de las entrañas de la propia aurora....
 
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