
Quizás la bruma se adueñara de las palabras y solo quedara
el hueco de un silencio grabado en la silueta de un cometa ondeando al viento, mientras
el deseo deambulaba conquistando el alma para que ésta sembrara rosas en aquel
jardín incendiado de sueños, que ululaban como espíritus en una noche cegada.
Quizás...la voluntad hiciera que la niña que había en mi dibujara estrellas en
el dorso de una mano, que peinaba mares entrelazados…a los que amé, sin
dudarlo, a sabiendas que el dolor acabaría invernando en mis huesos desbancados
por el leve rumor de las olas…
© Propiedad Intelectual. Charlotte Bennet.
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