lunes, 10 de noviembre de 2025

CADA CUERPO TIENE SU HISTORIA

 

     Mi post de esta noche es una reflexión sobre los cuerpos ajenos y sobre lo fácil que resulta insultar o burlarse de alguien solo porque no encaja en los cánones de belleza que nos imponen. Vivimos en una sociedad que idolatra los llamados cuerpos 10 y desprecia y ridiculiza a quien simplemente es como es.

     Que alguien vaya al gimnasio y se machaque no lo hacer ser mejor que nadie. Cada uno tiene su historia, su cuerpo, sus razones. No entiendo la burla ni el ataque. ¿La gente está enferma o qué pasa? Las redes sociales están infestadas de haters que destrozan vidas con comentarios hirientes hacia personas que ni siquiera conocen, y que creen tener derecho sobre ellas solo por exponerse en una red social  o por tener el cuerpo que tienen. Es alucinante. ¿Acaso esa persona te ha hecho o dicho algo malo? ¿Te está pidiendo algo? Si no te gusta su cuerpo, simplemente deja de mirar sus publicaciones. Punto. No hace falta humillar, acosar ni lanzar veneno tras perfiles falsos. Pero, por desgracia, hablar del cuerpo ajeno se ha vuelto algo cotidiano, casi inevitable. Comentarios tan hirientes como “ ¡qué gorda estás! “pareces una foca morsa”, “has subido de peso”, “qué feo/a eres” se sueltan sin pensar, como si el cuerpo de los demás fuera de dominio público. Pero no lo es. Cada cuerpo es un universo, una historia que solo conoce quien lo habita.

     Opinar sobre el cuerpo de alguien —incluso sin maldad— puede herir. No sabemos si esa persona está pasando por un problema de salud importante, un momento emocional difícil o si está aprendiendo, poco a poco, a reconciliarse con su propia imagen. No hace falta que lleguemos con la artillería lista para disparar hasta que sangre. Y echarle luego tierra encima.

       Esta “moda” de juzgar cuerpos no es nueva, pero ahora tiene más visibilidad por las redes. Lo mínimo que podemos hacer es callar, y mirarnos a nosotros mismos. Ponernos en la piel del otro... Y aprender a respetar a las masas. Opinar es libre, sí, pero no hace falta hacerlo con tanta saña. Todos merecemos sentirnos cómodos en nuestra piel sin el peso de la opinión ajena, sin la maldad de los demás.

     Cada cuerpo es único. No necesita aprobación, solo aceptación. Porque cuando aprendemos a no opinar sobre los cuerpos ajenos, empezamos a ver lo que realmente importa: la persona que vive dentro de ellos y sus circunstancias. Toma nota: no le hagas a los demás lo que no querrías que te hicieran. La vida da muchas vueltas. Tú sabes...

       Mi post de esta noche es una reflexión sobre los cuerpos ajenos y sobre lo fácil que resulta insultar o burlarse de alguien solo po...