1
Sobrevivo a este frío ocaso
imaginando que caminas sosegado
allá donde la muerte no te alcanza,
sino que te dota con la eternidad…
Y es entonces
cuando sonrío, soportando
este dolor
que se propaga
como la noche envenenada
sobre mis párpados estremecidos.
…Pues quiero
rescatar de la tierra
tu aliento arrebatado,
tu cuerpo dormido entre frías mortajas.
Quiero despertarte de tu sueño precipitado
y hacer de esta inquietud
una fábula imaginada.
Quiero besar
tu frente calmada,
escuchar tu voz aterciopelada.
Quiero silenciar esta angustia que ulula
entre horas destempladas, royendo mi alma…
¡(Te) quiero… tanto!
©Charlotte Bennet